La actriz Isabel Ordaz protagonizó la tercera jornada del ciclo MUJERES QUE NO LLORAN en la Academia de Cine. Tras la proyección de ‘Todo mujer’, hubo un coloquio con el público. En la charla, la intérprete reconoció que “existe casi una obligación de ser joven para ser actriz”.
Isabel Ordaz confesó tener pánico al primer plano, “esa es otra de las hipotecas que tiene la mujer. Hay una presión social muy fuerte por parte de los productores y las historias que se cuentan y existe casi una obligación de ser joven para ser actriz de cine y poder contar historias. Este filme se salta eso por encima”. Quizá sea por esto por lo que echa de menos algunos guiones en los que verse reflejada en nuestra cinematografía, “echo de menos que en el cine español hablen de mí, las películas que en EE.UU. puede estar protagonizando Meryl Streep” y demanda “filmes que tengan un tiempo de reflexión. Como ya tengo un cierto número de años, no me interesa la velocidad”. A lo largo de la charla alabó el trabajo de la realizadora Chus Gutiérrez y la película ‘La puerta abierta’, de Marina Seresesky.
En cuanto a la evolución de los personajes femeninos, cree que en el audiovisual “se ha cambiado el uniforme, pero en el fondo las cosas no han evolucionado tanto” y se lamenta de que los ámbitos de los espacios de poder donde se toman las decisiones sigan siendo masculinos, “la conquista se dará cuando la mujer llegue a esos territorios”.
Tiene muy clara cuál debe ser la utilidad de su oficio: “El arte está para hacernos preguntas, porque las respuestas son caducas, sobre todo las que intentan pontificar y cambiar el mundo. Y el arte no debería caducar nunca”.