Editorial Península publica ‘Meryl Streep, siempre ella’, una obra de Michael Schulman es colaborador y editor de la sección de arte y espectáculos de The New Yorker, donde se repasan loas años que forjaron la carrera de la actriz, una defensora de los derechos de la mujer y una de las mejores actrices vivas.
A primera vista, nada diferencia a la joven rubia de pómulos perfectos que en 1975 se graduó en la escuela de arte dramático de Yale del resto de las aspirantes a actriz de su generación: era guapa de un modo no convencional, iba en bicicleta a todas partes, escribía un diario, dormitaba antes de actuar y salía hasta las tantas. Y, sin embargo, Meryl Streep es distinta y pronto resulta evidente para todos.
Ya en su primera temporada en Nueva York consiguió actuar en Broadway, ser nominada a los Tony y aparecer en las veraniegas representaciones de Shakespeare en Central Park. Antes de cumplir los treinta, actuó en películas míticas como ‘El cazador’, ‘Manhattan’ y ‘Kramer contra Kramer’, por la que ganó su primer Oscar. “Su vida privada, entretanto, sufrió un vuelco: cuando está viviendo un gran romance con el también actor John Cazale, a éste le diagnosticaron un cáncer y murió. En pleno duelo, conoció al escultor Don Gummer, con el que se casó seis meses más tarde”, explica la reseña del libro.