La directora Juana Macías está rodando desde principio de mes ‘Las chicas de la estación’, su sexto largometraje. Inspirada en hechos reales, la película cuenta la historia de tres adolescentes internadas en un centro de menores que caen en una red de prostitución. El guion es de Isa Sánchez. Las debutantes Julieta Tobío, Salua Hadra y María Steelman son las protagonistas de la película.
‘Las chicas de la estación’ es una producción de FeelGood Media, Kowalski Films, La Perifèrica Produccions y Las chicas de la estación A.I.E. Cuenta con la participación de RTVE y Movistar Plus+, y la ayuda del Ministerio de Cultura – ICAA, el Gobierno de las Islas Baleares y la Comunidad de Madrid. También cuenta con el con el apoyo de la Fundació Mallorca Turisme y Mallorca Film Commission.
‘Las chicas de la estación’ es la historia de Jara, Álex y Miranda, tres chicas que han crecido en un centro de menores sin saber qué es el amor sin condiciones. Es el cumpleaños de Jara y las tres quieren celebrarlo en el concierto de su trap queen preferida. Necesitan dinero y no tienen muchas opciones para conseguirlo. Pero conocen a una chica algo mayor, ex interna de su mismo centro, que se dedica a conseguir citas con adultos en los baños de la estación de autobuses, y que hace tiempo les viene ofreciendo ganar algo de dinero fácil.
La historia nació de una noticia aparecida en enero de 2020 en un diario de Mallorca que contaba que una menor de 13 años había sido presuntamente violada por un grupo de chicos en Nochebuena. Aquello ponía sobre la mesa el problema de la explotación sexual a menores.
En la actualidad, tras el juicio, los menores implicados fueron condenados a un año de internamiento en un centro de régimen cerrado, los políticos siguen con acusaciones cruzadas y los medios se han olvidado del tema hasta que surja un nuevo caso.
“Sobrecoge pensar que España es el segundo país del mundo en consumo de pornografía infantil y que la explotación sexual a menores sigue existiendo. Esa es la primera razón por la que hay que hacer esta película. Para convertir unas líneas de unas noticias dispersas o unas estadísticas impersonales en una historia. Una historia que arroje luz sobre el infierno de tantas chicas y chicos abusadas, esos que no son productivos y que tienen problemas feos, casi innombrables”.
“Pero también sobre sus abusadores, esos que están por todas partes, en la estación de autobuses y en el chalet de lujo, que son respetables oficinistas, simpáticos camareros o reputados abogados y padres de familia”, dice la directora.
“Esta es una historia sobre una realidad durísima. Una realidad invisible o, mejor dicho, una realidad a la que nadie quiere mirar. Pero en esta historia, además de dureza y denuncia, hay belleza. La belleza de la amistad, de la esperanza, de la música, de los proyectos de vida llenos de ilusión, de la ingenuidad. En el fondo, ‘Las chicas de la estación’ es una historia sobre la capacidad infinita del ser humano de resistir y florecer en las peores circunstancias. Estoy segura de que los espectadores, además de descubrir la vida de nuestras protagonistas, descubrirán las lecciones que solo pueden enseñar aquellos a quienes les han tocado las peores cartas en la vida, y que, a pesar de eso, luchan cada día para mejorar su suerte”.