El segundo volumen de ‘Feminismo o barbarie’ (La Moderna Editorial), de la estudiosa y crítica Pilar Aguilar Carrasco (CIMA), ya está en la calle. Si en el primero la autora hacía una recopilación de sus artículos, en éste lo que rescata de ellos son algunos temas, siempre con la saludable intención de cubrir una necesidad, “el feminismo necesita el debate, el intercambio, la polémica, pero es inútil desgastarse en grescas e insultos o hablar para quien no quiere oír. También es bastante inútil escribir para una ‘selecta’ minoría.
Dividida en tres apartados –Hombres, Transactivismo y Mujeres-, esta obra recorre en su primera sección temas como las nuevas masculinidades, contesta a las preguntas de si las mujeres odian a los hombres o si las feministas los odian, explica la distinción entre censura y análisis crítico y se cuestiona ¿por qué no hay más hombres feministas?
En el apartado ‘Transactivismo’, la autora se lanza en profundidad a analizar la relación del feminismo con las personas transexuales, distingue entre éstas y las personas transactivistas, habla de la actual “fiebre transgenerista” y pone el punto sobre las íes en la cuestión de marginación.
Por último, en ‘Mujeres’, la crítica explica que el feminismo “va de analizar la realidad con una mirada ginocéntrica (en oposición a la sempiterna y dominante androcéntrica), sacar conclusiones, tener como horizonte utópico la emancipación y la igualdad de las mujeres y determinar qué tácticas y estrategias hemos de emplear en cada momento para avanzar en nuestra agenda”.
“Tenemos razón: las mujeres somos la mitad de la humanidad y queremos la mitad de todo, de un todo diferente que acabe con las salvajadas e injusticias que envenenan el mundo”
Hecha esta imprescindible apreciación, Pilar Aguilar reconoce que esa ‘agenda’ feminista está muy cargada, pero que desde hace ya bastante tiempo no se consiguen demasiados logros. Aquí, la autora menciona El tren de la libertad, movimiento que convocó a centenares de miles de mujeres y que dio lugar a una película obra del Colectivo de Mujeres Cineastas, y con el que se consiguió la retirada de la Ley de Gallardón sobre el aborto, excepto en el punto del permiso parental antes de los 16 años.
“Ese triunfo impidió que nuestros derechos retrocedieran, pero ¿hemos logrado algún avance? Nada realmente importante. Nada, pese al gran movimiento y las grandes manifestaciones que se hicieron contra la violencia hacia nosotras y concretamente contra la violencia sexual”.
La resistencia que encuentra el feminismo en los gobiernos y en otros círculos de poder de esta sociedad cierra esta magnífica obra, desde la que la autora asegura que “hemos de ser valientes e inventivas”.
“Ya sabemos: tienen el dinero, el poder, los aparatos de propaganda, los de reproducción cultural que difunden incansablemente la ideología dominante… -escribe Pilar Aguilar- ¿Qué tenemos nosotras? Pues lo que siempre hemos tenido: militancia desinteresada, determinación, un proyecto de humanidad que mejora en mucho la presente. Y tenemos razón”.